viernes, 7 de septiembre de 2007

A mi hijo le pongo Termalgín

El humor es sano y necesario, pero algunos padres son unos cabrones de cuidado. No hay más que ver esta lista de nombres cachondos, increiblemente (también supuestamente) reales.

Pero dejando a un lado las combinaciones entre nombres y apellidos, cuando unos padres del tipo cabrón-chistoso como los anteriores no tienen material necesario para hacer una combinación que arruine completamente la vida de sus hijos convirtiéndolos en el cachondeo nacional, lo que hacen es ponerles un nombre chungo. Por este motivo, el gobierno de Venezuela, y sin falta de razón a mi modo de ver, está planeando prohibir que los progenitores coloquen a sus hijos "nombres que los expongan al ridículo, sean extravagantes o de difícil pronunciación en el idioma oficial". Como ejemplos, citaremos algunos recogidos en la noticia de Yahoo: Yusnavy (US Navy), Supermán, Maikel Jackson, Makgiber, Guarisda (What is that), Lexotanil (un medicamento), Yusleidi (US Lady), Yesaidú (Yes I do), Noysí, Air Jordan o Maiparner (My Partner). Todos ellos recogidos dentro del censo.

Ahora los nombres de los niños no se buscan en los famosos libros de nombres, ni en el santoral o la biblia (gracias a dios), sino en la Rolling Stone, en la farmacia de la esquina y en el curso de inglés de Opening.

¿Chocará esta medida con la libertad de expresión? En mi opinión es una pequeña forma de garantizar el bienestar emocional del niño/a (o más bien, corrijo, de no garantizar todo lo contrario), que no se pasará veinte años de su vida pensando en cambiarse el nombre.

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