
Vamos hoy a
echar un vistazo al deporte rey, ese gran entretenimiento llamado lucha libre. Quién en su infancia no contemplaba con emoción esos duelos por todo lo alto entre El Último Guerrero y
Hulk Hogan, temblaba ante la presencia del Enterrador, o disfrutó cuando los
Rockeros se cabrearon el uno con el otro y dejaron de formar equipo para darse de hostias entre ellos. En la época de las Mama
Chicho los piquetes de ojos y las
sillitas eléctricas reinaban en los recreos y más de uno quedó traumatizado cuando el Enterrador
metió al Último Guerrero en un
ataúd cerrado herméticamente, por eso la perdida de la inocencia de toda una generación llegó, no cuando pillamos a nuestros padres dejando regalos debajo del árbol de navidad, sino al enterarnos de que todo eso era mentira.

Escuela de grandes actores...
Pero afortunadamente, la cadena
bolchevique llamada cuatro nos trajo de vuelta nuestra añorada ración de hostias de mentira, así que vamos a olvidarnos de la interpretación y hablar de estos bochornosos momentos como requiere la situación, tratándolos como verídicos.

...y entrenadores
Comencemos por el enfrentamiento más desigual de la historia, el pequeñín Rey
Mysterio, conocido popularmente como el leñador de
bonsáis, contra el gran
Khali, una especie de paquidermo de 2,20 de altura, cuando el
mexicano era, atención, el campeón de los pesos pesados (...).
Que si, que salta y hace piruetas y por eso mola, pero pesado pesado, no es. En este su primer enfrentamiento la paliza es enorme y contiene algún momento de
simpático patetismo:
Sigamos con un inútil por vocación,
Jamie Noble, el cual después de ganar el campeonato crucero, va y lo pierde contra el
duendecillo verde, el cual no debe de llegar al metro y medio, lo que provocó que se produjeran situaciones tan
sonrojantes como la que sigue:
Y ahora una conbinación de las dos anteriores, el inútil contra el mastodonte, vean como el bueno de Jamie intenta camelarse al grandullón con caricias y abrazos, pero Khali, duro de corazón, lo rechaza violentamente:
Y por último pero no menos ridículo, la gran boda de
Theodore Long, conocido por estos lares como
Andrews Montes, este es un pequeño resumen:
Hay más, evidentemente, pero tampoco me apetece
andar buscando, y se que alguien habrá por ahí esperando que cuente algo del chino vaquero, pero paso,
bueeeno, ahí va una foto para matar el mono: