lunes, 8 de octubre de 2012

The Lost Fingers, bailando en la butaca.

La semana pasada me cayeron del cielo un par de entradas para ver a The Lost Fingers, grupo de gypsy jazz canadiense totalmente desconocido para mí, algo que desde luego no resultó ningún problema. Esto provocó que aplazara el primer post que tenía pensado para esta "nueva" etapa, esperando a escribir sobre el concierto. Así que ahora, dos días después debido a que obligaciones familiares el sábado, y la resaca el domingo, me impidieron pasarme por el blog, aquí están mis impresiones.

Es difícil imaginarse lo que te puedes esperar de un concierto cuando no conoces al grupo y las únicas referencias son que hacen versiones de los 80 estilo Django Reinhardt, y esto después de buscar por ahí porque antes únicamente sabía que "son divertidos". Ya sé que a día de hoy uno se va a Youtube para ver un par de vídeos y listo, pero al final no se puede juzgar si te va a gustar un concierto con la única referencia de haber visto un par de vídeos que "están chulos", porque eso no quiere decir que la sensación de diversión vaya a mantenerse durante más de una hora. Pues bien, si un grupo merece ser definido como divertido (dentro de lo que es su estilo, que tampoco son Van Halen), yo creo que es este.

The Lost Fingers juegan con la ventaja de interpretar temas conocidos por la mayoría de la gente, sin barreras de estilo, todo vale, al fin y al cabo todas las canciones son llevadas al terreno del gypsy jazz y todas quedan genial, así que durante aproximadamente hora y cuarto fueron sonando Billie Jean, I Was Made For Loving You, You Give Love A Bad Name o Black Velvet (siento no recordar todo el repertorio, pero os hacéis una idea), siendo esta última la que proporcionó el único momento realmente relajado del concierto, ya que el resto incitaban al baile y la fiesta haciendo que uno deseara estar en un local oscuro y lleno de humo en lugar de en un teatro, todos sentaditos en las butacas mientras los pies se movían solos.

En cuanto al grupo en sí, está formado por Christian Roberge (voz y guitarra), Byron Mikaloff (coros y guitarra), y Alex Morissette (coros y contrabajo), siendo Mikaloff el encargado de comunicarse con el público (excepto en un momento concreto en el que Roberge habló en castellano) y dar vidilla al asunto entre canción y canción con dos momentos, para mí, especialmente destacables, la presentación de Touch me de Samantha Fox, y la de You Shook Me All Night Long de ACDC.

Para no extenderme más, decir que si todos los conciertos son como el del viernes pasado, merece la pena pasarse a verlos si se tiene oportunidad, poniendo como única pega importante la escasa duración. Abstenerse evidentemente gente que odie el jazz o la música de los 80, o ambas, o que sin odiarlos no soporte la idea de semejante mezcla.

Sin más un par de muestras de lo que uno se puede encontrar en sus conciertos:







2 comentarios:

Philip J. Fry dijo...

Si "son divertidos" y hacen jazz, ¿puede decirse que hacen "jazz basado en humor"? ;P

Pepiño dijo...

Posiblemente, depende de a quien le preguntes. Alguno incluso podría llamarlo "jazz basado en dos guitarras chiquiticas y una más gorda con alguna trompetilla puntual", pero con esto ya entraríamos en el terreno de los subgéneros.