Indiana Jones en Cannes

Ayer fue el día, el primer pase oficial de la cuarta entrega de Indiana Jones a apenas cuatro días para su estreno mundial en cines, y parece ser que fue recibida con aplausos, pero sin entusiasmo, algo lógico, lo mismo se esperaban que después de tanto secretismo alrededor del rodaje la película fuera poco menos que El padrino, y la verdad es que lo más probable desde un primer momento era que siguiera la línea descendente en cuanto a calidad de las tres anteriores. Si, lo habéis adivinado, soy de los que piensan que el Templo Maldito es mejor que La última cruzada, a pesar de que en algún momento puntual dan ganas de matar a los guionistas mediante lapidación (los mismos de American Graffiti y...Howard el pato), pero eso es otro tema, el hecho de que esta nueva secuela no aporte nada nuevo no es óbice para que posiblemente sea la mejor película palomitera en mucho tiempo (espero poder confirmarlo pronto), con efectos especiales artesanales, mucha acción, y lo que para mi es más importante, una cámara que se esté bien quietecita para poder saber lo que pasa en cada momento.

El tridente, ya me imagino la conversación.
Harry: Buf, creo que estoy viejo para esto.
Lucas: Tranquilo, te quitamos las arrugas por ordenador.
Spielberg: No se por qué estoy haciendo esta mierda, yo lo que quería era rodar una secuela de Always.

¿Y por qué estoy tan seguro de que la película va a ser buena?
Pues aunque es probable que al final me de la hostia por mi fe ciega en ella, lo creo porque cada uno hace aquí lo que mejor sabe hacer: Harry, aunque esté viejo, se enfunda la chaqueta y el sombrero y látigo en ristre hace lo que mejor se le da (a parte de matar replicantes y stormtroopers) machacar esbirros hostiables (ya sean nazis, indios o lo que sea que tiene Cate Blanchett de matones en este caso); Spielberg, dirigir un película de esas para pasar el rato, que por mucho que le joda no es Scorsese ni Coppola ni ninguno de estos, y salvo alguna que otra excepción cuando una película le sale redonda suele ser de este tipo, y son las únicas a las que no le sobran media hora de duración; y por último el amigo Lucas, qué hará bien este hombre, pues ganar dinero coño, ah, y crear personajes cojonudos e historias bastante interesantes para dejar que otros hagan el trabajo sucio, es decir guionizar y dirigir, y él moviendo los hilos en las sombras del despacho de su enorme rancho, tal vez algún día vuelva a dirigir un American Graffiti o un THX1138, quién sabe.
En fin, que sea lo que Dios quiera.

La mala de la película