El mundo tal y como lo conocíamos ha dejado de existir

Después de tanto tiempo sin escribir, y todavía inmersos en estas "felices" fiestas, en las que unos pocos consiguieron un maletín de Blade Runner y probablemente unos muchos fueron timados por Nintendo al comprarse una Wii, apetecería retomar la labor con noticias agradables, como que la página web de Malasombra, ese grupo heavy donde toca Diego, vuelve a estar operativa (visiten nuestra sección Para visitar durante la siesta), o que se ha proclamado la paz mundial, pero en lugar de eso me veo en la obligación de hablar sobre algo que le importará una mierda a cualquiera que viva fuera de Coruña, o que en caso de vivir en la ciudad, frecuente lugares de esos en los que sólo puedes entrar con zapatos y jersey al hombro.
Pues bien, si no he sido víctima de una broma muy pesada, el XXL ha cerrado.
Ese garito inmundo de aproximadamente dos metros cuadrados, de alcohol a bajo coste, y que fue el principio, y en ocasiones el final, de largas noches etílicas desde mis hace largo tiempo superados 17 años y donde he sido el impulsor de muchas futuras resacas, ha cerrado sus puertas para no abrirlas nunca más. Mientras yo esperaba que ese repentino cierre sólo fuera un breve descanso navideño me entero de que por razones que desconozco, el suministro de Migraña (bebida de color rojizo también conocida como Néctar de los Dioses), las distendidas charlas con los punkies y los cubatas a tres euros han pasado a mejor vida.
Me he quedado sin segundo hogar, sin ese lugar al que ir cuando no sabía que hacer y sin ese punto de encuentro donde uno siempre se encontraba con los colegas sin necesidad de una quedada previa, me siento como se sentiría Barney si cerraran la Taberna de Moe.
Descanse en paz.